Papeleros en lucha: “No somos una estadística, somos 220 familias que quieren seguir trabajando”

El cierre inesperado de la planta de Kimberly-Clark en el Parque Industrial de Pilar dejó a 220 trabajadores en la calle y desató un fuerte conflicto sindical. La empresa comunicó la decisión a comienzos de junio, tras convocar a sus empleados bajo el pretexto de una parada técnica, y anunció su traslado a la provincia de San Luis. La respuesta fue inmediata: el Sindicato de Papeleros inició un acampe en la puerta de la fábrica y exige la reapertura del establecimiento.

Gabriel Molina, secretario administrativo de la Sociedad de Obreros Papeleros de Beccar, explicó en diálogo con Resumen que el cierre los tomó completamente por sorpresa. “La planta estaba en pico de producción, operando 24/7. Nos dijeron que iban a frenar dos días por trabajos eléctricos y el sábado al mediodía despidieron a todos los trabajadores”, relató. La fábrica amaneció cerrada, con candados y vigilancia privada, el domingo en que los empleados debían retomar sus tareas.

La indignación sindical no se hizo esperar. “Fue una decisión caprichosa. No hay un fundamento real que justifique cerrar la planta más eficiente de Latinoamérica. Kimberly-Clark tenía un establecimiento productivo, con personal calificado y décadas de experiencia”, afirmó Molina. La organización cuenta con el respaldo de la Federación de Papel, que se movilizó junto a otros gremios del conurbano en apoyo a los trabajadores despedidos.

Desde el sindicato también cuestionan el modo en que la empresa comunicó su decisión. “Mientras los trabajadores estaban siendo notificados de su despido, la firma ya había publicado en La Nación que trasladaba sus operaciones a San Luis, mostrando una inversión millonaria. Eso dolió mucho. Se olvidan de la responsabilidad social empresaria”, afirmó el dirigente.

En cuanto al accionar institucional, Molina reconoció la rápida respuesta del Municipio de Pilar y de la Provincia de Buenos Aires: “Se pusieron a disposición para entender qué tiene San Luis que no tenga la provincia o el distrito. Pero la decisión final es de la empresa y la presentan como inapelable”.

Por otro lado, el sindicato ya inició gestiones ante el Ministerio de Trabajo de la Nación y de la Provincia. “Junto a la Federación de Papel evaluamos estrategias legales. Si bien no hay una ley que impida este tipo de cierres, estamos analizando la posibilidad de promover un proyecto para que las empresas no puedan dejar territorios sin reinvertir ni avisar”, adelantó.

Por lo pronto, el acampe frente a la fábrica continúa. “Nosotros no pedimos otra cosa que trabajar. No somos parte de una estadística. Hay 220 familias que hoy están en una incertidumbre total. No queremos una indemnización, queremos nuestra fuente laboral. La empresa no puede simplemente cerrar, irse y olvidarse de todo”, cerró Molina.