Jueves 11 de Septiembre de 2025
María Giselle Mancini

“La Defensoría debe estar en movimiento y dar voz real a niñas, niños y adolescentes”

Con un 83%en la evaluación del concurso nacional, Mancini se ubica entre las postulantes mejor posicionadas para la titularidad de la Defensoría de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Su propuesta combina trayectoria académica, experiencia comunitaria y un modelo de gestión participativa.


  • Jueves 11 de Septiembre de 2025
MAría Giselle Mancini

María Giselle Mancini es una de las candidatas que avanza con más fuerza en el concurso nacional para ocupar la titularidad de la Defensoría de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, un organismo creado por la Ley 26.061 cuya designación depende de la Comisión Bicameral del Congreso. De las 170 personas inscriptas, 71 lograron superar las instancias de oposición, y Mancini se destacó con un 83 por ciento de calificación, lo que la ubica entre los primeros lugares.

Su vocación, según explica, está atravesada por su propia experiencia vital: una adolescencia marcada por la ausencia de referentes afectivos en el hogar y la pérdida de su padre a temprana edad. Aquella etapa la acercó a referentes comunitarios que la sostuvieron y le mostraron el camino de la militancia por los derechos humanos. Años después, esa huella se transformó en compromiso profesional y social: “Ser referente para un adolescente puede cambiar el rumbo de su vida”, sostiene.

Formada como socióloga en la UBA y estudiante de Derecho en la UNPAZ, Mancini sumó diplomaturas en criminología, seguridad ciudadana, violencia de género y prevención de violencias hacia niñas, niños y adolescentes. Su carrera combina la docencia en escuelas secundarias, el acompañamiento a jóvenes en conflicto con la ley penal, el trabajo en consejos locales de niñez y su actual rol en la Subsecretaría de Responsabilidad Penal Juvenil del Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia bonaerense.

La candidata enfatiza la importancia de la articulación entre distintos actores: organismos estatales, organizaciones sociales, cultos, sindicatos, universidades y colegios profesionales. Para ella, la Defensoría debe dejar de ser un espacio desconocido para gran parte de la sociedad y convertirse en un organismo vivo, cercano y participativo.

Entre sus propuestas, Mancini plantea la creación de asambleas y espacios de encuentro donde niñas, niños y adolescentes puedan expresarse directamente, junto con instancias virtuales de participación, en línea con la Observación 25 del Comité de Derechos del Niño de la ONU. Además, proyecta la puesta en marcha de una aplicación de alerta inmediata con geolocalización, disponible las 24 horas, para activar medidas de protección ante emergencias y articular con actores territoriales.

Su visión incluye una planificación a cinco años con un sistema metodológico de construcción colectiva, donde se reconozca la trayectoria de los equipos profesionales que ya integran la Defensoría. También contempla la promoción de defensorías provinciales para consolidar un entramado federal que garantice respuestas rápidas y descentralizadas.

Mancini sostiene que los desafíos de la niñez y la adolescencia no pueden abordarse desde lógicas punitivistas ni soluciones simplistas, sino a partir de nuevas narrativas, de escucha activa y de la afectividad como eje de las políticas públicas. Su apuesta es clara: una Defensoría en movimiento, con capacidad de transformar prácticas institucionales y sociales, y sobre todo, con la convicción de dar voz real a quienes más la necesitan.

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