La Parroquia Nuestra Señora del Pilar vivió este sábado una jornada de especial recogimiento y fervor religioso con la celebración de la solemnidad del Corpus Christi, una de las festividades más importantes del calendario litúrgico católico. La conmemoración tuvo lugar en el marco del Jubileo mundial de la Iglesia por el año 2025, proclamado por el Papa Francisco como un tiempo de renovación espiritual y compromiso eclesial.
La celebración comenzó a las 15 con la Santa Misa, que fue oficiada por el párroco Jorge Ritacco en el gimnasio del Instituto Madre del Divino Pastor, espacio que albergó a numerosos fieles que se acercaron a participar del evento religioso. Luego de la Eucaristía, se realizó la tradicional procesión con el Santísimo Sacramento, que partió desde el instituto y recorrió las calles del centro pilarense hasta llegar al templo parroquial, donde se culminó con la bendición solemne.
Durante el trayecto, los vecinos acompañaron con cantos, rezos y gestos de devoción el paso de la custodia con el Cuerpo de Cristo. La caminata, además de ser una manifestación pública de fe, fue también un símbolo de unidad en tiempos de incertidumbre y desafíos, convocando tanto a miembros de la comunidad educativa como a familias, niños y adultos mayores.
La solemnidad del Corpus Christi —que en latín significa “Cuerpo de Cristo”— tiene su origen en el siglo XIII y fue instituida por el Papa Urbano IV en 1264, tras el milagro eucarístico de Bolsena. La festividad fue establecida con el objetivo de exaltar la presencia real de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía, doctrina central del cristianismo católico.
En el contexto de disputas teológicas de la época, el Concilio de Letrán IV, celebrado en 1215, reafirmó la verdad de la Transustanciación, es decir, la transformación sustancial del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo durante la consagración. Esta enseñanza fue reafirmada siglos más tarde por el Concilio de Trento, en 1551, como respuesta a las controversias suscitadas durante la Reforma Protestante.
Desde entonces, la festividad del Corpus Christi se ha mantenido como una expresión solemne y pública de fe eucarística, celebrada con procesiones y actos litúrgicos en todo el mundo.
En Pilar, como en tantas otras comunidades, la ocasión sirvió no solo para rendir homenaje al misterio central de la fe católica, sino también para renovar los lazos comunitarios y fortalecer la espiritualidad compartida.
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