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En medio de crecientes rumores sobre el futuro de la planta que Granja Tres Arroyos posee en La Lonja, la empresa optó por el silencio. La firma declinó ofrecer declaraciones y se limitó a reconocer que su personal mantiene una medida de fuerza, aunque sin precisar detalles sobre la continuidad de las operaciones.
Mientras tanto, fuentes cercanas a los operarios advirtieron que varios trabajadores fueron enviados a sus casas y temen que la planta no vuelva a abrir sus puertas este martes. La incertidumbre se agrava en un contexto de tensiones recurrentes entre la compañía y sus empleados.
No es la primera vez que se produce un conflicto en Granja Tres Arroyos. En diciembre del año pasado, los trabajadores rechazaron el pago del aguinaldo en cuotas, el cual iba ser un 25 por ciento el 23 de diciembre, un 20 por ciento el 7 de enero, el 25 por ciento el 17 de enero y el 30 por ciento el 31 de enero; y exigieron cobrar la totalidad del SAC para el 18 de diciembre. Ante la negativa empresarial, el personal paró actividades el 19 de ese mes.
La compañía, que es la principal productora de pollos del país, inició a comienzos de diciembre de 2024 un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) autorizado por el Gobierno, con el fin de reducir costos y evaluar posibles despidos en un escenario que considera adverso para las exportaciones. Este proceso se da luego del cierre de la planta 1 de Tristán Suárez, donde fueron despedidos unos 100 operarios.
En la provincia de Buenos Aires, Granja Tres Arroyos cuenta con cuatro establecimientos, entre ellos, el de La Lonja, y también tiene presencia en Entre Ríos, Córdoba y Uruguay. En total, emplea a unas 7 mil personas.
La planta Pinazo es un símbolo local. Inaugurada en 2010 por Granja Tres Arroyos, ocupa el predio donde funcionó la ex avícola San Sebastián, ubicada en el kilómetro 42 de la ruta 8, sobre el arroyo Pinazo. El lugar es tan representativo que todavía se lo conoce como “la curva de San Sebastián”.
La historia del predio está marcada por idas y vueltas judiciales. Tras la quiebra de San Sebastián en 2006, la planta fue rematada sin éxito y los trabajadores buscaron su expropiación para armar una cooperativa. Aunque en 2007 lograron la aprobación legislativa, la falta de financiamiento frustró la iniciativa y finalmente Granja Tres Arroyos compró el establecimiento.
Hoy, ese mismo predio es escenario de nuevas tensiones. Sin confirmaciones oficiales, la comunidad de La Lonja y los propios empleados esperan definiciones sobre la continuidad de una de las fuentes laborales más relevantes de la zona.
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