El conflicto en la planta Pinazo de Granja Tres Arroyos, ubicada en La Lonja, sigue sin encontrar una salida. Tras varios días de paro por atrasos en el pago de las quincenas, los cerca de 340 trabajadores que se desempeñan en el establecimiento mantienen la medida de fuerza dentro de la planta, mientras en el acceso continúan las protestas con quema de neumáticos y una discreta presencia policial.
La tensión se profundizó en las últimas horas ante los rumores sobre un posible cierre temporal de la planta. Fuentes cercanas a los operarios señalaron que algunos trabajadores fueron enviados a sus casas y temen que la empresa no retome la actividad este martes, lo que incrementa la incertidumbre en torno a la continuidad de una de las principales fuentes laborales de la zona.
Por el momento, la compañía optó por el silencio. Desde Granja Tres Arroyos se limitaron a reconocer la existencia de una medida de fuerza, pero evitaron dar precisiones sobre los pasos a seguir. En paralelo, este martes al mediodía se llevó adelante una audiencia virtual entre representantes del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA), autoridades del Ministerio de Trabajo y directivos de la empresa, aunque hasta ahora no trascendieron avances concretos.
No es la primera vez que la firma atraviesa un conflicto con sus empleados. En diciembre pasado, los trabajadores se negaron a aceptar el pago del aguinaldo en cuotas y realizaron un paro tras el incumplimiento de sus reclamos. Además, a fines de 2024, Granja Tres Arroyos inició un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), autorizado por el Gobierno, para reducir costos y analizar posibles despidos, en un contexto que la empresa describe como desfavorable para las exportaciones. Ese proceso incluyó el cierre de la planta 1 de Tristán Suárez, donde fueron cesanteados alrededor de 100 operarios.
La planta Pinazo, inaugurada en 2010 en el predio de la ex avícola San Sebastián, se transformó en un símbolo para la comunidad local, tanto por su peso histórico como por su rol como fuente de empleo. Hoy, sin embargo, el futuro del establecimiento se encuentra en duda, en un marco de creciente preocupación para los trabajadores, sus familias y los vecinos de La Lonja.
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