Carlos Peveri, conocido entre sus compañeros como “Chano”, trabajó más de 11 años en Ilva, una de las fábricas de porcelanatos más importantes del país. Hace algunos meses, recibió una carta documento que ponía fin a esa etapa. “Fue triste, de la misma cruel manera que todos. Me llegó la carta y nada más”, recuerda. Hoy, como muchos de los más de 300 empleados afectados, continúa reclamando lo que les corresponde.
La empresa atraviesa un proceso concursal y los trabajadores exigen que se les pague la indemnización completa según el artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo. “Nos quieren pagar con otro artículo, que equivale a la mitad. Pero ni siquiera cumplieron con eso”, explica. La incertidumbre se extiende mientras esperan la intervención del síndico y del juez, y las familias atraviesan momentos de angustia.
En medio de ese contexto, Chano encontró en la música una forma de canalizar la bronca y la esperanza. “Me sentí inspirado para darle voz a los compañeros. Es un pedacito de cada uno de nosotros”, dice sobre “La última fichada”, canción que escribió y grabó en un pequeño estudio barrial y que actualmente se encuentra en Spotify. Con ritmo pegadizo y letra combativa, el tema habla de la dignidad del trabajo, de la falta de respuestas y del esfuerzo de quienes “no bajan los brazos”.
El videoclip, que se filmará en el acampe que se está llevando a cabo en el Parque Industrial de Pilar, busca visibilizar la situación que viven cientos de familias. “Algunos hacen changas, otros trabajan con aplicaciones para subsistir, pero nadie se rinde. Nos apoyamos entre todos, especialmente en quienes están peor”, cuenta el músico.
Para Chano, la decepción es profunda. “Pasé más de una década dando todo. Gracias a ese trabajo formé mi familia, hice mi casa. Es una pena que haya terminado así”, reflexiona. Aun así, asegura que su reclamo no es de rencor sino de justicia: “Si decidieron prescindir de nosotros, que paguen lo que corresponde. Nada más”.
El acampe, que ya supera los dos meses, se sostiene con donaciones, apoyo vecinal y el compromiso de los trabajadores. En ese espacio de lucha y resistencia, la canción de Chano suena cada día. “Por más que duela, hay que seguir con cabeza fría, ayudándonos entre nosotros. Esto puede tardar, pero en algún momento se va a terminar. Y cuando eso pase, queremos poder mirarnos sabiendo que no nos rendimos”, afirma.
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