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El caso de Solange Sanabria Ventura conmovió a General Rodríguez y a Pilar. La joven de 25 años, madre de una nena de 5, había desaparecido el 21 de agosto de la casa donde vivía con su familia. Casi un mes después, este jueves, la peor noticia se confirmó: fue hallada asesinada y descuartizada en un departamento de la calle Rivadavia al 700, en el centro de Pilar.
Solange era la menor de tres hermanas y, según quienes la conocían, llevaba una vida tranquila, dedicada a su hija y a su familia. Su entorno comenzó a buscarla apenas se ausentó, pero la denuncia formal por averiguación de paradero recién se presentó el 1° de septiembre en la comisaría de General Rodríguez, lo que redujo el margen de búsqueda.
El descubrimiento se produjo luego de que una vecina del edificio alertara por un fuerte olor nauseabundo que provenía de un departamento. Al ingresar, agentes de la Superintendencia Departamental de Investigaciones de Pilar encontraron restos humanos dentro de una bolsa de nylon, envueltos en frazadas y atados con sogas.
En una parte del torso se alcanzaba a ver un tatuaje con el nombre de Julio, el padre de la joven, lo que permitió identificarla de inmediato. En el lugar también hallaron un serrucho manchado con sangre y restos de piel sobre un lavarropas, y a pocos metros estaba su pareja, Óscar Ángel Benítez, con heridas autoinfligidas en los brazos.
El joven de 26 años fue trasladado de urgencia al Hospital Central de Pilar, donde permanece internado bajo custodia policial. La investigación quedó en manos de la fiscal de Género, María José Basiglio, quien calificó el caso como femicidio y tentativa de suicidio.
La noticia del hallazgo llegó a la familia en un momento desgarrador: mientras brindaban una entrevista a un canal de televisión, recibieron en vivo la confirmación de la muerte de Solange. La escena generó un profundo estupor en vecinos y allegados, que no podían salir de la conmoción por el desenlace.
Amigos y vecinos de General Rodríguez también expresaron su dolor y enojo por la falta de respuestas tempranas. Aylén, una de sus amigas, cuestionó entre lágrimas: “¿Por qué tuvimos que llegar a este punto, si se dio aviso a la Policía? Ella era una chica tranquila, llevaba a la nena al jardín todos los días, pero llegar así a esto, sin tener explicación de nadie es muy triste. La nena tiene 5 años, se quedó sin la mamá, ¿qué le vamos a decir nosotros?”.
Según relataron allegados, fueron los propios vecinos quienes organizaron búsquedas a través de redes sociales, ante la desesperación de no tener novedades oficiales.
Además, señalaron que el detenido tenía antecedentes de episodios violentos y problemas de adicciones, lo que había generado preocupación en el círculo cercano de la joven.
Solange soñaba con darle un futuro mejor a su hija y mantener unida a su familia. Hoy su nombre se suma a la dolorosa lista de víctimas de femicidio en el país. Su historia desnuda no solo la violencia extrema que terminó con su vida, sino también las falencias en los tiempos de búsqueda y la necesidad urgente de que el Estado actúe con mayor celeridad frente a cada desaparición.
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