La primera audiencia del juicio por el homicidio de Roberto Wolfenson Band estuvo marcada por la emoción y el dolor. Graciela Orlandi, su compañera durante casi dos décadas, no pudo contener el llanto al recordar cómo se enteró de la muerte del ingeniero de 71 años, ocurrido el 22 de febrero de 2024 dentro de su vivienda en el country La Delfina, en Pilar. “Roberto no merecía morir así. Era una excelente persona. Estuve un mes bajo sospecha”, alcanzó a decir antes de que el tribunal decidiera interrumpir la declaración ante su estado de angustia.
El Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de San Isidro, presidido por Esteban Andrejin, lleva adelante el debate en el que está acusada Rosalía Paniagua, una mujer de 36 años que trabajaba como empleada doméstica en la casa de la víctima. La Fiscalía, a cargo de Laura Capra, la acusa de homicidio criminis causae y robo calificado, es decir, matar para garantizar la impunidad del delito.
Durante su testimonio, Orlandi reconstruyó los últimos contactos con Wolfenson Band. Relató que se encontraba de viaje en Villa Gesell junto a su hija y su nieto cuando recibió su último mensaje: él le había pedido que comprara alfajores para los albañiles que trabajaban en la casa. “Le mandé una foto y me contestó con un corazón. Después, silencio total”, dijo.
Al día siguiente, recibió un llamado desde la administración del barrio. “Pensé que le había pasado algo al corazón, porque tenía antecedentes”, contó. Sin embargo, la sorpresa fue brutal cuando la policía le informó que su pareja había sido asesinada. “A su marido lo ahorcaron”, le comunicaron los efectivos.
En la sala también declaró Esteban, uno de los hijos de la víctima, quien recordó que en un principio le dijeron que su padre había muerto por causas naturales. “Después supimos que había señales claras de que no había sido un infarto”, afirmó.
La fiscal Capra adelantó que demostrará la responsabilidad penal de Paniagua, mientras que el abogado de los hijos del ingeniero, Tomás Farini Duggan, sostuvo que la mujer actuó con alevosía y traicionó la confianza depositada en ella. Por su parte, la defensa de la acusada, representada por María Dolores Gómez, pidió esperar el desarrollo del juicio antes de formular su planteo final.
El comisario inspector Sergio Torres, jefe de la SubDDI Pilar, brindó detalles a La Nación sobre la investigación. Cuestionó la falta de controles en el country y reveló que la acusada salió del lugar sin ser revisada. También habló de un posible móvil económico: Paniagua debía cubrir los gastos de la fiesta de cumpleaños de su hijo pequeño y, según la hipótesis, habría robado dinero a su empleador.
La jornada cerró con un clima de profundo pesar. Orlandi, antes de abandonar la sala, alcanzó a expresar su deseo de justicia. “Solo quiero que se castigue a la responsable”, dijo. El juicio continuará en los próximos días con nuevas declaraciones y la incorporación de las pruebas recolectadas durante la instrucción.
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