De la cárcel a la playa: así vivía en Brasil el sicario uruguayo buscado por dos crímenes

La imagen no tenía nada que ver con la de un prófugo peligroso. En Florianópolis, Nicolás Caraballo Escobar se movía tranquilo, entre playas y buffets. Estaba bien vestido, manejaba una moto de alta gama y tenía todo listo para seguir haciendo negocios. Pero detrás de esa fachada playera se escondía un sicario uruguayo, prófugo de dos países y buscado por dos crímenes mafiosos cometidos en Argentina: uno en Derqui y otro en Recoleta.

Instalado en Praia do Goiás, al sur de Brasil, Caraballo llevaba una vida de lujo y bajo perfil. Se hacía llamar Carlos Andrés Cayetano Luz y, según registros, había ingresado en marzo de 2025 usando otra identidad falsa: la de Cristian Gabriel González. El cruce de frontera lo hizo por pasos ilegales para no dejar rastros.

Cuando la Policía brasileña lo detuvo, lo encontraron perfectamente asentado: había comprado una moto MV Agusta de 37 mil dólares —modelo que ni siquiera se vende en Argentina—, tenía dos kilos de marihuana de alta calidad embolsados al vacío y guardaba 40 dólares y 41 mil reales en efectivo. Fue visto por última vez, previo al arresto, en un buffet de Floripa, en Praia do Goiás, relajado, como si no cargara con una fuga de prisión en Uruguay ni con dos homicidios a cuestas.

La historia de Caraballo Escobar es la de un hombre que supo moverse entre sombras sin perder el gusto por el confort. Tras escapar de la cárcel de Montevideo en 2023 —donde estaba preso por el asesinato de Alejandra Silva Martínez, una cuidacoches que murió en noviembre del 2021 en medio de un enfrentamiento narco— cruzó a la Argentina con documentación falsa.

Allí se insertó rápidamente en una banda de narcotraficantes, se asoció con otros uruguayos y vivió con todos los lujos posibles: buena ropa, buenos autos, vida de gimnasio de día y boliches de noche.

Pero todo se desmoronó en 2024, cuando mató a sus dos ex socios, Marcelo González Algerini (en Derqui, en octubre del 2024) y Fabián Sturm Jardón (en Recoleta, en diciembre del 202), en lo que se cree fue una venganza por un intento de robo dentro del negocio narco. Desde entonces, fue buscado por la Justicia federal argentina, que emitió un pedido de captura internacional.

Tras la detención, el final de su estadía en Brasil parece estar cerca. El juez federal de Campana, Adrián González Charvay, se prepara para pedir oficialmente su extradición. Uruguay también lo reclama por la fuga y el homicidio por el que estaba detenido.